lunes, 16 de agosto de 2010

Murales de Peter Horn en templo del San Cristóbal: Un hallazgo inesperado

www.emol.com
domingo 15 de agosto de 2010

Arte religioso Las obras habían sido atribuidas a Fray Pedro Subercaseaux

En muy mal estado se encontraban los valiosos murales de esta popular capilla. Tras su restauración se descubre la verdadera identidad de su autor. El plan de conservación incluyó trabajos en el exterior del templo, inserto en uno de los paisajes de mayor importancia cultural e ícono de la memoria de Santiago.

Maite Armendáriz Azcárate



La Natividad de María es el templo ubicado a los pies de la virgen del Cerro San Cristóbal. Los vascos en Chile conocen bien esta capilla porque a su entrada crece un retoño de un árbol de Guernica. Hoy luce renovada. Hasta hace poco la hiedra la había abrazado entera, la enredadera había atrapado humedad en sus muros, que la dañó por fuera y también en su interior.

Nada más entrar cautiva la armonía de sus formas. Hay imágenes sagradas pintadas alrededor del altar y coloridos relieves esculpidos en sus muros de piedra que recuerdan episodios de la vida de María. Todavía se ven maestros en obra, pero todo indica que los trabajos de conservación y restauración están a punto de terminar.

"Sabía que había un tesoro escondido", recuerda el rector de ese santuario, Rodrigo Tupper, vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores. "El paso de los años y la falta de mantención habían ocultado las figuras. No teníamos la certeza respecto de quién era el autor de los frescos y de las pinturas; además, el santuario estaba a punto de cumplir 100 años y pensamos que esta restauración podía ser un aporte para el Bicentenario. Providencialmente apareció Cecilia Beas para llevar adelante el proyecto", concluye.

Durante cuatro años, la experta en conservación, docente de la PUC, ha comandado los trabajos de restauración junto a un equipo de profesionales formado por historiadores, químicos, arquitectos, ingenieros, antropólogos, fotógrafos y estudiantes. "Y también los feligreses -agrega Cecilia Beas-, puesto que cada domingo fueron viendo los avances y asistieron a las charlas en que se les explicó en detalle cada intervención".

Recuerda que en el cincuentenario del dogma de la Inmaculada Concepción, bajo el arzobispado de monseñor Mariano Casanova, el 22 de noviembre de 1903 se coloca la primera piedra del santuario. Es inaugurado el 26 de abril de 1908, cuando ya está instalada la actual virgen venida de la fundición Val d'Osne, de París. "A partir de esta devoción se hace necesaria la construcción del templo, el que finalmente se levanta tras la iniciativa de monseñor Juan Subercaseaux junto a su hermano pintor, Pedro Subercaseaux. De allí que a él se le atribuyeran los altorrelieves y conjuntos escultóricos del edificio. Pero, tras su restauración, se descubre que éstos fueron realizados por el artista de arte sacro más relevante del siglo XX en nuestro país, Peter Horn.

Identificación de la obra




Retorna el color Una vez restaurados los murales, se recuperó el tono original de los muros que está dado por el hormigón de las vigas.






Episodios de la vida de María Los relieves realizados por el destacado escultor del siglo XX se encuentran en los muros laterales del templo.

A pesar de que en la investigación se revisaron diversos estudios, y archivos de bibliotecas y del MOP, la información encontrada no aclaró el nombre del autor de estas pinturas murales. "Durante los trabajos, la restauradora María Eugenia van der Maele supo descubrir, gracias a su expertise , la mano de Peter Horn, la sutileza de su técnica y de su estética". Como los relieves no están firmados, sólo se pudo comprobar su autoría a través de estudios comparativos con otras de sus obras, como los que se encuentran en la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vitacura. Se entrevistó además a la familia de este destacado escultor, quien dejó repartidas sus famosas piezas por todo Chile. "Especialmente significativo fue contar con el testimonio de su hijo Gabriel, quien recordaba haber acompañado a su padre a ejecutar las obras en el cerro". Beas agrega que los análisis científicos realizados con alta tecnología por el CNCR permitieron definir la técnica usada, su composición, así como la estructura de cada imagen. "De gran importancia fue la ratificación del padre Gabriel Guarda, quien atribuyó también los murales a Horn".

Itinerario de los trabajos

A partir de febrero del año 2008 se restaura el mural del altar, cuyos muros no presentaban problemas de humedad. Más tarde, y con mucha paciencia, se restaura la serie sobre la virgen, compuesta por once pinturas que se reparten en las naves laterales. "Su estado era deplorable. Estaban repintadas de manera inadecuada, las capas de pintura escondían los deterioros y, lo que es peor, la mano original de Peter Horn". Presentaban inestabilidad matérica y pérdida de su base de cemento producto de la humedad contenida en los muros.

"Luego descubrimos que la virgen y el San Cristóbal que se encuentran en la fachada también eran obra de Horn, pero con los años habían sido pintados con esmalte blanco en muchísimas ocasiones". La pintura blanca se retiro con bisturí, pues dadas las características de porosidad del material no se pudo trabajar con solventes.

Asimismo, al recorrer el santuario comprobaron que los conjuntos escultóricos que están al exterior del recinto, conformados por una imagen del Calvario y otra de la Piedad, hoy en mal estado, también fueron realizados por el mismo artista: "Entonces reconocimos que Horn concibió el lugar en su conjunto, como un recorrido, y en este marco sustentamos la intervención". Beas agrega que durante la restauración fue apareciendo la huella característica de este escultor, quien en este proyecto despliega su talento como dibujante en otros materiales, diferente a su trabajo en madera. "Dibuja con carbón, según lo detectamos al analizar una muestra microscópica y una prueba microquímica. También definimos, con el análisis de muestras y cortes estratigráficos, la morfología de la pintura y los pigmentos utilizados". Horn logra el relieve con cemento y sobre éste pinta cada escena mural.

Apareció el real tesoro

A medida que avanzan los trabajos de limpieza, aquellas obras que se habían vuelto monocromáticas pasaron a verse con su tonalidad original. "Aparece la paleta de colores originales, con un amarillo, rojo cadmio claro, naranjo, verde, azul cerúleo, blanco de cinc y otras tonalidades que antes estaban cubiertas por un velo gris de suciedad".

Con los repintes y la suciedad se habían alterado no sólo los colores, sino también las formas, proporciones y espacios. Al retirarlos se produjo un gran cambio en los personajes. "Aparecieron el ambiente de cada escena, la alegría y recogimiento en el rostro de María, lo que se había perdido absolutamente. En términos iconográficos y pastorales, las imágenes se habían vuelto oscuras, tristes, los rostros atormentados y en actitudes que contradicen la Sagrada Escritura". Por ejemplo, en "La Anunciación", los repintes del rostro de la virgen María la representan en una actitud enojada y lejos de la emoción propia que le produce el mensaje del ángel Gabriel. Así también, en "La visitación", la virgen y Santa Isabel se abrazan en un ambiente de tristeza y penumbra, con rostros inexpresivos y hieráticos, muy lejos del relato bíblico.

A pocos días de concluir con los trabajos, Cecilia Beas sostiene que Horn, de acuerdo con su manera de vivir y concebir la creación sacra, ideó un lugar de reflexión y acogida para la oración, aprovechando este paisaje junto a este templo, que se asemeja a una gruta románica. "Aquí el artista habla de su devoción a María y lo expresa cargando de emoción cada episodio relevante en la vida de la madre de Cristo. Por ejemplo, el casamiento de la virgen o ella en el taller con José son escenas poco frecuentes en la historia del arte y que él logra plasmar con encanto".

Un plan que abarcó todo el santuario




Más de $ 50 millones se han invertido en este proyecto de conservación y restauración. Cecilia Beas aclara que el mayor costo es la mano de obra, especialmente en la limpieza de las obras efectuada con bisturí y la reintegración del color realizada con puntillismo para diferenciarla del original.

"Gracias a Dios son muchas las personas que generosamente han ayudado para que este proyecto pudiera llegar a buen puerto, dice el padre Tupper. "Destaco la ayuda inicial de Francisco Armanet de Banchile y el aporte fundamental y decisivo de Carlos Eugenio Lavín y el grupo Penta".

Los trabajos incluyeron la conservación arquitectónica del templo: "se realizó la planimetría y aunque todavía resulta difícil definir si fue diseñado por el arquitecto Luciano Kulczewski o por Eugène Joannon, se estabilizaron estructuras de su techumbre, se recuperó la fachada, a través de la estabilización del mortero y la eliminación de la enredadera. Asimismo, se dio solución al drenaje y salidas de agua y se impermeabilizaron los muros.

Se trabajó en la subida al coro, y la puerta de acceso fue cambiada por una de vidrio, "todo ello para lograr la unidad". Agrega que en términos estructurales, el templo se estabilizó antes del terremoto, "se solucionaron problemas en el techo, vigas y muros y resistió perfectamente, lo que refuerza el principio que dice más vale conservar a restaurar". Así también los murales en marzo ya habían sido consolidados, es decir, estabilizados en sus materiales, y resistieron muy bien.

El proyecto se completa y realza con la iluminación que desarrolló en el sitio Douglas Leonard . "Favorece la lectura de la obra original y de la mano del artista, poniendo en valor la estética del lugar. Hay que apreciarla".

Símbolo y memoria de Santiago




La imagen de la Inmaculada Concepción del Cerro San Cristóbal es uno de los símbolos más importantes y característicos de la Ciudad de Santiago, recuerda el sacerdote Rodrigo Tupper. "Muchas comunidades, parroquias y colegios lo visitan periódicamente. Después de la Catedral Metropolitana, este santuario fue el primer lugar donde peregrinó el Papa Juan Pablo II en su visita a Chile".

Cecilia Beas ha comprobado que en este sitio se produce quizás la mayor interacción de los diversos grupos culturales de nuestro país: "Laicos y fieles, turistas y peregrinos, deportistas, ancianos, niños y jóvenes, cada día ingresan al templo en un ambiente de respeto mutuo. Son parte del proceso de creación y resignificación de esta capilla, siendo un patrimonio activo y dinámico que se renueva con el aporte de cada uno".

Ya el indígena eligió este emplazamiento como un espacio sagrado de veneración. La experta explica que Tupahue puede comprenderse como "Lugar de Dios", y luego los españoles encomiendan su protección a San Cristóbal. "En el siglo XVI el gobernador Rodrigo de Quiroga construyó una cruz de madera, la que se mantuvo ahí y era posible de ser vista desde cualquier punto de la ciudad. Más tarde y hasta hoy reina desde su cumbre la imagen de la Virgen María.
-

3 comentarios:

  1. Melisa, soy la restauradora de este templo, Cecilia Beas, muchas gracias por tu trabajo¡¡
    un abrazo. CB

    ResponderEliminar
  2. Estimados me interesa saber saber mas detaller sobre Peter Horn, ya que me tiene intrigada su historia.
    Quiziera saber mas sobre el y su obra, algo más de lo que hay en internet, que es escaso.
    Mi correo es danaimirka@gmail.com
    Atte.
    Danai Ortiz de Zárate Vicuña

    ResponderEliminar
  3. Una consulta bello todo soy de Venezuela, las imágenes que están en la entrada de la capilla cuales son?... es que la religiosa se me parece a Santa Teresita..

    ResponderEliminar